Una
niñita se aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio
de la vitrina. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un
determinado objeto. Entró en el negocio y pidió para ver el collar de
turquesa azul.
*
"Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?".
-dijo ella.
El
dueño del negocio miró desconfiado a la niñita y le preguntó:
*
¿Cuánto dinero tienes?
Sin
dudar, sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue
deshaciendo los nudos.
Los
colocó sobre el mostrador y dijo feliz:
*
"¿Esto alcanza?".
Eran
apenas algunas monedas las que exhibía orgullosa.
* "¿Sabe?, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar que es del color de sus ojos"
El
hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, lo
envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una
cinta verde.
*
"Tome, dijo a la niña. Llévelo con cuidado".
Ella
salió feliz, corriendo y saltando calle abajo.
Aún
no acababa el día, cuando una linda joven entró en el negocio. Colocó
sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó:
* ¿Este collar fue comprado aquí? "¿Cuánto costó?
* ¿Este collar fue comprado aquí? "¿Cuánto costó?
*
"Ah!", - habló el dueño del negocio. "El precio de
cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre
el vendedor y el cliente".
*
La joven exclamó: * "Pero mi hermana tenía solamente algunas
monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para
pagarlo".
El
hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó
la cinta y lo devolvió a la joven y le dijo:
*
"Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar:
ELLA DIO TODO LO QUE TENÍA".
El
silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz
emocionada de la joven en cuanto sus manos tomaban el pequeño
envoltorio.
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