Adpays
¡Dios está a tu lado… no te abandona!
Si te sientes cansado, con pocas fuerzas, con la fe a punto de desfallecer, mirando a tu alrededor como las cosas se ponen de mal en peor, deseando una pronta respuesta y hasta un milagro sobre esa situación que se te ha escapado de las manos.
Sientes desfallecer, tu cuerpo se suma a ese desanimo profundo, piensas en una forma de solucionar eso que tanto te abate, pero simplemente no encuentras las forma de hacerlo, lagrimas recorren tus mejillas, esas lagrimas de impotencia, de querer que las cosas fuesen de otro modo, de sentirte hasta cierto punto abandonado por Dios, y es que ves al cielo y no recibes una respuesta, por lo menos no cómo la quisieras o en el momento que la quieres.
El enemigo se aprovecha de ese momento de debilidad, comienza a charlar en tu mente, a decirte tanta mentira, trata de hacerte creer que Dios te ha abandonado, que te ha dado la espalda o que simplemente no le importas. Pareciera que las palabras que el enemigo introduce a tu mente fueran ciertas, pero la poca fe que todavía te queda te hace sentir que nada de eso es verdad. Y es que en momentos así es más fácil creer que hemos sido olvidados a creer que Dios está con nosotros, pero por más que el enemigo se esmere en hacernos creer que Dios se olvido de nosotros, la verdad es que nunca lo ha hecho, la verdad es que siempre ha estado trabajando para darnos la respuestas en el momento perfecto.
En medio de esa lucha en tu mente, entre creer y dejar de creer solo tienes una salida: rendirte a Dios, dejar en sus manos todo, dejar de luchar en tus propias fuerzas, dejar de tratar de resolver esos problemas con tus “brillantes ideas” y dejarle toda la creatividad a Dios, pues Él lo sabe hacer muy bien.
Y es que en medio de esos momentos de lucha espiritual, en medio de las tormentas más fuertes de la vida lo más recomendable es rendirnos a Dios, es dejar de pensar tanto en cómo resolver eso y simplemente descansara en la confianza en Dios.
Ve a ese lugar a solas, dobla tus rodillas, comienza a hablar con tu Padre, llora si así lo quieres, que tus lagrimas fluyan con libertad, deja que tu Padre te consuele en medio de esa dura batalla, deja que el Señor te abrace fuerte con una presencia hermosa de su Santo Espíritu sobre tu vida, calla cuando sea necesario, deja que Dios hable a tu oído, deja que Él pueda decirte: Yo tengo todo bajo control.
Y es que lo que tus ojos ven no es necesariamente lo que Dios ve, lo que para ti es algo interminable para Dios es algo que pronto va terminar, lo que tu ojos ven no determinará lo que realmente va a pasar, porque la última palabra siempre la tiene Dios.
¡Vamos! No te dejes hundir por ese momento de tribulación, ya has pasado cosas iguales o peores que estás y no te has rendido y esta vez no será la excepción. Dios no te ha dejado, Él no lo hará, porque prometió estar contigo cada día de tu vida y aunque tu vista esté nublada en este momento a causa de esta tribulación no significa que Dios no esté a tu lado. Amado, amada, ¡Dios está a tu lado!, Él está allí sosteniéndote, no te dejará, no te abandonará, ¡Vamos sigue creyendo!
Demuéstrale a Dios que crees y confías en Él, ponte de pie, levanta tu rostro en alto, enfrenta sin temor todo lo que se ponga enfrente tuyo sabiendo que el que va contigo es más poderoso que cualquier situación que se te presente. No te rindas, si tropiezas, levántate y sigue adelante porque Dios no ha terminado contigo.
¡Dios sigue estando a tu lado!
“Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.” Josué 1:5 Nueva Traducción Viviente (NTV)
“Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido».” Génesis 28:15 Nueva Traducción Viviente (NTV)
DIOS TE BENDIGA.
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